Convertir el riesgo en oportunidad parece un acto de prestidigitación que pocos pueden crear en la realidad. Sin embargo, los profesionales en Gestión de Riesgos saben que es posible. Más que posible, necesario.
No todos los riesgos se pueden evitar. Entonces, ¿por qué no pensar en dar la vuelta a las circunstancias y convertir lo ‘malo’ en algo positivo? Es lo que se hace al convertir el riesgo en oportunidad.
Las organizaciones que lo logran encuentran una ventaja competitiva muy interesante. Para hacerlo, los equipos de Gestión de Riesgos necesitan vender la propuesta a la Alta Dirección.
Se trata de cambiar el enfoque. En adelante no bastará con identificar las amenazas, implementar controles y minimizar el impacto o la probabilidad. Hay que convertir el riesgo en oportunidad. Tras cada impacto negativo hay un beneficio y es preciso encontrarlo y potenciarlo.
¿La organización está preparada para convertir el riesgo en oportunidad?
La Gestión de Riesgos en algunas empresas tiende a convertirse en un coste y en un lastre para el crecimiento. Esto se debe a que los equipos de gestión de riesgos no están preparados para asumir un enfoque que priorice convertir el riesgo en oportunidad frente a otras opciones clásicas, más cautelosas, como compartir, eliminar o minimizar.
Por supuesto, la tarea requiere profesionales el área de Gestión de Riesgos preparados para pensar y actuar así. Una señal inequívoca de que se está ante un analista de riesgos listo para convertir el riesgo en oportunidad es la capacidad que este tenga para saber si su organización está igualmente lista para cambiar la forma en que ve los riesgos.
Es un poco más fácil de lo que parece. Cinco preguntas bastan para obtener la respuesta:
1. ¿El enfoque de la Gestión de Riesgos es preventivo y proactivo o reactivo y retardado?
Existen organizaciones en las que la Gestión de Riesgos se desarrolla como un juego de azar. Se predicen eventos, pero no se trabaja en la prevención y en la anticipación, sino que se preparan para enfrentar las consecuencias, tratando de minimizar el daño.
Por supuesto, esto implica emplear recursos en la misma Gestión, y en las acciones reactivas posteriores. Estos equipos de riesgos y, las organizaciones a las que sirven, tendrán que trabajar mucho más duro si quieren convertir el riesgo en oportunidad y adoptarlo como cultura y como un enfoque sistemático.
2. ¿Existe cultura de Riesgo y concientización en todas las áreas de la organización?
Convertir el riesgo en oportunidad es una tarea que requiere que todas las áreas de la organización estén alineadas con los objetivos de la Gestión de Riesgos. No siempre es así. En muchas empresas, la comprensión real de las amenazas, y de los posibles beneficios que entrañan, se limita a la Alta Dirección y a los profesionales encargados de la Gestión de Riesgos.
Cuando todos en la organización, en todas las áreas, están alerta ante posibles amenazas, y afinan competencias para evaluar impactos positivos ocultos, las estrategias diseñadas para aprovechar beneficios tienen mejores oportunidades para funcionar.
Si esto ocurre, es posible afirmar que la organización tiene cultura de riesgo y que el grado concientización en todas las áreas es alto. Los dos son ingredientes esenciales para lograr revertir los riesgos y convertirlos en beneficios.
Descubre si tu organización está lista para convertir el riesgo en oportunidad con estas cinco interesantes preguntas #RiskManager #GestiónRiesgos Share on X3. ¿La Gestión de Riesgos es sistemática, continua e integral?
Los directores de área, los supervisores o incluso, algunos miembros de la Alta Dirección, suelen pensar en la Gestión de Riesgos como algo que se realiza una vez en la vida, o, cuando mucho, una vez al año.
Si ya se hizo, todo va bien. Ni siquiera se considera si se tomaron en cuenta las acciones recomendadas, o si estas de verdad funcionaron. Esto significa que la Gestión de Riesgos no cuenta con la necesaria continuidad, y que no es un trabajo realizado con enfoque holístico y sistemático.
Convertir el riesgo en oportunidad necesita monitoreo continuo y un enfoque integral. En un escenario así será muy difícil obtener una comprensión real del riesgo, y mucho menos de las oportunidades.
4. ¿La Gestión prioriza el riesgo interno sobre el externo?
Para algunos equipos de Gestión de Riesgos la amenaza interna, inmediata, cercana, resulta mucho más preocupante que la externa, que se percibe como lejana y poco preocupante.
Parece la actitud del avestruz cuando sumerge la cabeza en la arena. Ignorar el mundo exterior entraña dos dificultades: se dejan de atender problemas que tienen un alto poder lesivo, y, por otra parte, se ignoran circunstancias que tienen la posibilidad de modificar el entorno interno y, con ello, visibilizar oportunidades interesantes.
5. ¿Hay personas dedicadas a la Gestión de Riesgos?
Las organizaciones de tamaño medio o grande suelen tener equipos dedicados a la Gestión de Riesgos. De hecho, estos equipos trabajan a tiempo completo en esa función, para eso son contratados.
Es apenas lógico que empresas pequeñas o emprendimientos que recién dan sus primeros pasos no puedan darse el lujo de contar con equipos dedicados. Pero esto no significa que no asignen responsabilidades compartidas a empleados de diversas áreas.
Por supuesto, es importante que estos empleados sean las personas indicadas. Asignarles la responsabilidad no hace que sean los adecuados. Suministrar la formación que les aporte habilidades y competencias necesarias para ser un excelente Risk Manager, es uno de los elementos esenciales.
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