Los objetivos ambientales en un sistema de gestión basado en la norma ISO 14001 suelen ser reconocidos como factor clave del éxito del proyecto. De hecho, el estándar solicita que se establezcan esos objetivos. No aporta orientaciones relevantes a los profesionales del área para que puedan enfrentarse a esa tarea, aunque la norma sí declara qué es lo mínimo que espera encontrar.


Diplomado en Gestión Ambiental ISO 14001

Delimitar claramente los objetivos ambientales, saber hacia dónde se encamina un proyecto y entender la importancia de llegar a esa meta son factores determinantes. Un proyecto ISO 14001 exitoso así lo requiere.

Qué son los objetivos ambientales en ISO 14001

El gran objetivo al implementar un sistema de gestión ISO 14001 es mejorar la relación entre la organización y el medio ambiente, minimizando el impacto que causan sus operaciones sobre el entorno. Este gran objetivo se podría descomponer en cuatro subobjetivos: prevenir, corregir, reparar y mejorar. Estos objetivos son los que encajan en la política ambiental que publica la Alta Dirección.

Centrando la atención en la norma, los objetivos ambientales se mencionan en la cláusula 6.2.1. Señala que “la organización establecerá objetivos ambientales en las funciones y niveles pertinentes”. Poco después añade que “al desarrollar los objetivos ambientales, la organización considerará opciones tecnológicas, financieras, operacionales y comerciales”.

Luego indica las características que espera encontrar en la definición de los objetivos ambientales, que son los que se desprenden de sus evaluaciones de riesgos, de su contexto y de sus impactos ambientales. Disminuir las emisiones en una empresa de consultoría financiera no sería objetivo apropiado para su sistema de gestión ambiental, reducir el consumo de papel, sí.

Los objetivos ambientales sobre los que se habla en la cláusula 6.2.1 son dinámicos, revisables, siempre están en movimiento dependiendo del logro de ellos mismos, del cambio del contexto de la organización, de los resultados de las evaluaciones de riesgos, etc. Entender todas estas cuestiones con la suficiente claridad ayudará a establecer buenos objetivos ambientales.

Qué hacer para que los objetivos ambientales funcionen mejor

ISO 14001 entrega una lista de características sobre lo que espera de los objetivos ambientales. Esas características, aunque la norma no lo menciona, son las que distinguen a los llamados objetivos inteligentes u objetivos SMART, por sus siglas en inglés.

Las características que definen objetivos conforme a ISO 14001 son cinco. Y cada una de ellas hace un aporte importante para el buen funcionamiento del objetivo y del sistema de gestión ambiental:

1. Específicos

Una de las características que diferencian los objetivos para satisfacer la solicitud de la cláusula 6.2.1, de los que se incluyen en la política ambiental, es la precisión, claridad, detalle y exactitud con las que se espera que se establezcan.

Los buenos objetivos son específicos. Reducir el consumo de combustibles fósiles es un ejemplo de un objetivo al que le falta precisión. Reducir el consumo de combustibles fósiles en un 40%, sustituyendo esa proporción con biocombustibles y en un periodo de tiempo no mayor a 180 días, es un objetivo específico que no deja lugar a interpretaciones.

2. Medibles

Establecer objetivos medibles es la única forma de comprobar el logro de un objetivo, monitorear el avance en el camino y dimensionar el impacto de las medidas implementadas. Reducir, mejorar, optimizar, sin agregar un valor como peso, unidad de medida o proporción, por ejemplo, no entrega herramientas eficaces para establecer puntos de referencia válidos para la evaluación de cumplimiento o para supervisar el avance.

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3. Acordados

Lo que se espera de un objetivo ambiental que cumpla con esta condición es que las personas que deban tener participación en el logro lo conozcan, lo entiendan, estén de acuerdo con que es importante y se comprometan con el cumplimiento. Son, por tanto, dos componentes: que se comunique a las personas adecuadas y que estas crean y asuman la responsabilidad.

4. Realistas

Los objetivos ambientales deben ser comunicados y aceptados por las personas que deben esforzarse por alcanzarlos. Para que esto sea posible, es necesario que el objetivo sea realista. Eliminar en una semana el consumo de papel en la consultoría financiera que se ha puesto de ejemplo es un objetivo poco realista. Disminuir un 20% en un periodo de dos meses es un objetivo realizable que se puede ajustar en el tiempo de acuerdo con los indicadores y los resultados.

5. Propuestos para un tiempo definido

El objetivo necesita una fecha específica para evaluar su cumplimiento, pero también una de inicio. En coherencia con la solicitud de mensurabilidad, es preciso que exista un periodo de tiempo que permita establecer si se cumplió con el objetivo y qué indicadores se obtuvieron en ese periodo.

El tiempo definido también permite comparar indicadores entre periodos e identificar las causas por las que un periodo tuvo mejor o peor comportamiento, en comparación con otro.

Establecer objetivos ambientales inteligentes es un gran avance en el propósito de hacer que estos funcionen mejor. También es preciso planificar las acciones necesarias para lograrlo y elaborar un cronograma de cumplimiento, asignar los recursos, elegir las metodologías de comprobación adecuadas y establecer los indicadores que se utilizarán.

Entre los recursos necesarios para monitorear, verificar y comprobar el cumplimiento de los objetivos ambientales están los tecnológicos. Las organizaciones que han avanzado en procesos de transformación digital cuentan con las herramientas para automatizar el sistema de gestión y, con ello, obtener información en tiempo real sobre la evolución de la gestión. Otro elemento importante es la formación.

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