Las estrategias de mitigación de riesgos son tan importantes como las acciones que los profesionales en el área de Gestión de Riesgos toman para eliminar una amenaza. El concepto se entiende mejor si se acepta que no todos los riesgos se pueden eliminar.

Entre las amenazas que penden sobre una organización, algunas escapan al control del equipo de gestión de riesgos y no existe forma alguna para eliminarlas, trasladarlas o aceptarlas. La única opción es acudir a estrategias de mitigación de riesgos.

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Las estrategias de mitigación de riesgos se convierten en un salvavidas para la organización, pero no se utilizan solo para permanecer a flote. Buscan asegurar la continuidad del negocio en condiciones de operabilidad aceptables para los clientes, los consumidores, los empleados y las partes interesadas en general.

¿Qué estrategias de mitigación de riesgos son más efectivas?

Los riesgos que no admiten otra estrategia diferente a la mitigación suelen ser comunes a una industria o propios de una ubicación geográfica. Las empresas que operan en el Caribe, por ejemplo, siempre estarán expuestas al impacto de los huracanes. Pero no es la naturaleza la única que puede generar riesgos inevitables, puesto que los fenómenos sociales, comerciales y políticos también tienen capacidad para paralizar una operación.

Estas ocho estrategias de mitigación de riesgos arrojarán buenos resultados ante cualquier eventualidad, en especial si tienen el apoyo de dos elementos esenciales: formación y tecnología.

1. Implementar un Sistema de Gestión de Riesgos

Una estrategia efectiva lo será mucho más si se genera e implementa dentro del marco seguro que ofrece un Sistema de Gestión de Riesgos. Un SGR (que puede ser estandarizado bajo la norma ISO 31000, por ejemplo) será coherente, regulado, sistemático, eficaz y transparente.

Un Sistema de Gestión de Riesgos se convierte en el eje central para la toma de decisiones en todas las áreas y en todos los niveles de la organización. El sistema proporciona información consistente, considerando todo tipo de amenazas, para tomar las mejores decisiones. También contribuye a diseñar e implementar estrategias que mitiguen el impacto negativo de una amenaza que no se puede eliminar.

2. Realizar evaluaciones de riesgos cíclicas

En algunas organizaciones, los profesionales trabajan en estrategias de mitigación de riesgos con mucho entusiasmo, las implementan y las someten a pruebas de control. Pero en la mayoría de las ocasiones no hay oportunidad de probarlas ante la materialización de un riesgo. Este hecho, aunque afortunado, puede resultar contraproducente para la gestión si se desestima el valor de las estrategias de mitigación de riesgos y se concentra la atención en amenazas más cercanas o tangibles.

La gestión de riesgos debe ser cíclica, periódica, consistente y coherente. La vigilancia sobre las amenazas, tratables y no tratables, debe ser constante. El resultado tiene que ser el diseño de nuevas y mejoradas estrategias. De forma particular, aquellas amenazas que no se pueden eliminar y requieren de estrategias de mitigación de riesgos exigen las siguientes acciones:

  • Mantener un inventario o registro de riesgos que se revise de forma periódica, estableciendo sus consecuencias, sus efectos residuales, su impacto negativo y su probabilidad real de que ocurran.
  • Revisar las evaluaciones de riesgos de forma periódica. Nada es más dinámico y cambiante que el panorama de riesgos de una organización. Revisar las evaluaciones o practicarlas nuevamente con base en nueva información garantiza la actualización y la validez de las estrategias implementadas.

3. Ubicar los activos expuestos en diferentes localizaciones

Las organizaciones funcionan porque existen personas, equipos, máquinas, instalaciones, comunicaciones, etc. Ante un evento disruptivo, una de las estrategias de mitigación de riesgos más efectivas es mantener cada uno de estos activos en una ubicación diferente, siempre que sea posible.

La diversificación también funciona para las líneas de producción de la organización. Una organización que produce bienes en varias líneas, presta servicios y tiene además ingresos por inversiones diferentes, tendrá una capacidad de resiliencia mucho mayor que aquella otra muy especializada en un tipo de producción.

4. Crear planes de respuesta a emergencias

Muchas estrategias de mitigación de riesgos se desarrollan a un nivel alto y se implementan a espaldas de los empleados. Sin embargo, los planes de respuesta a emergencias motivan a los trabajadores a involucrarse con la gestión. Como herramienta pedagógica, son eficaces para que entiendan el riesgo y conozcan cuál puede ser su papel para minimizar el impacto y garantizar la continuidad del negocio.

Por otra parte, los planes de respuesta a emergencias necesitan probarse. Los simulacros ayudan a establecer debilidades. Además, los empleados retroalimentan el plan con sugerencias o desvelando aquellos fallos que se evidencian durante el simulacro.

Durante una prueba de un plan de emergencia, cada persona entiende con claridad qué es lo que se espera que haga y qué no debe hacer en ninguna circunstancia. La recurrencia de los simulacros hace que la estrategia se mantenga actualizada y permite obtener mejoras en la ejecución con cada práctica.

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5. Capacitar a los empleados

Capacitar a los empleados tiene un impacto positivo en el éxito de las estrategias de mitigación de riesgos. Para que esa capacitación produzca resultados efectivos es preciso dar una serie de pasos:

  • Realizar evaluaciones de deficiencias o brechas de conocimiento en profesionales en el área, pero también para personas que pueden tener responsabilidades en estrategias específicas.
  • Expandir los temas de capacitación de tal forma que aborden temas como Seguridad de la Información, Seguridad en el Trabajo, Medio Ambiente, Continuidad del Negocio, etc.
  • Evaluar diferentes modalidades de capacitación. La formación bajo la modalidad e-learning ofrece muchas ventajas, facilita la interacción con profesionales en todo el mundo y evita costes y tiempo de desplazamiento, entre otros muchos beneficios.
  • Evaluar el nivel de absorción de conocimiento tras cada programa.

6. Automatizar la gestión de riesgos

Uno de los retos más complejos a los que se enfrenta la gestión de riesgos es el descomunal radio de acción que tiene que cubrir. La globalización, la digitalización, el panorama global interconectado y los problemas geopolíticos actuales contribuyen a ampliar el alcance que debe tener todo lo relacionado con la gestión de riesgos.

Una estrategia efectiva para afrontar ese desafío es automatizar la gestión. La tecnología se convierte en un aliado excepcional para identificar, evaluar, monitorear y tratar todo tipo de amenazas, pero especialmente para diseñar e implementar estrategias de mitigación de riesgos efectivas.

7. Contar con un plan B, compartiendo o trasladando el riesgo

Las estrategias para compartir o trasladar el riesgo, por lo general, incluyen una protección financiera para garantizar la continuidad del negocio. La compensación económica que ofrecen las pólizas de seguro es un factor de resiliencia importante que puede conducir a un restablecimiento de las operaciones.

El traslado del riesgo no se produce tan solo con la contratación de pólizas de seguro. Hay otras formas de hacerlo, como tercerizar, subcontratar procesos o delegar responsabilidades en contratistas. Cualquiera de ellas multiplica las posibilidades de continuar en el negocio ante un evento disruptivo.

8. Revisar las estrategias de mitigación de riesgos

Ninguna estrategia de gestión de riesgos se escribe en piedra. Nada más volátil, dinámico y cambiante que el panorama de eventualidades que amenaza a las organizaciones. La gestión de riesgos, reiteramos, necesita ser periódica, consistente sistemática y coherente.

La revisión de las estrategias se debe realizar con un cronograma prestablecido o cuando la condiciones y el contexto así lo determinen. Lo importante es que la tarea se realice utilizando la tecnología y las metodologías que están al servicio de los profesionales del Área de Gestión de Riesgos.

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