Todavía muchas organizaciones no cuentan con sistemas de gestión de la calidad eficientes que les permitan aprovechar todas sus ventajas. Al evaluar el nivel de madurez de la calidad en nuestra organización, tomaremos consciencia de las deficiencias de nuestro sistema y podremos dirigirlo hacia su mejora.
Además, el nivel de madurez de la calidad, por alto que sea, siempre será susceptible de ser optimizado, y no existe un mal momento para hacerlo. Hoy conocemos cómo podemos evaluar este nivel y qué hacer para mejorarlo.
Evaluar el nivel de madurez de la calidad en las organizaciones
La experiencia y los estudios de algunos institutos de investigación internacionales, han permitido identificar cinco diferentes niveles de madurez de la calidad en las organizaciones, así:
- Ad Hoc: el desempeño financiero y operacional es muy bajo. La organización no es capaz de satisfacer las demandas del mercado en el presente y mucho menos en el futuro.
- Controlado: existe un desempeño financiero y operacional discreto. Se logran satisfacer algunas demandas del mercado actual, pero las futuras están totalmente fuera de alcance.
- Proactivo: el desempeño operativo y financiero es aceptable. Se satisfacen las demandas del mercado actual, y existe el potencial para hacerlo con las del mercado futuro.
- Ágil: excelente desempeño financiero y operativo. Satisface demandas actuales y futuras del mercado. Sigue las tendencias que marca el mercado.
- Líder del mercado: es una organización que es tomada como referente por su desempeño financiero y operativo. Es capaz de promover el cambio en las costumbres comerciales y definir las condiciones del mercado.
Esta evaluación del nivel de madurez de la calidad de una organización se lleva a cabo valorando los siguientes factores:
- Estrategia y ejecución.
- Liderazgo y cultura.
- Capacidad organizativa.
- Excelencia en procesos de negocio.
- Capacidad tecnológica.
- Indicadores clave de rendimiento (KPI).
Al evaluar el nivel de madurez de la calidad de un número representativo de organizaciones, se descubre que muchas de ellas se ubican en los niveles “ad hoc” o “controlado”. La gran mayoría no han implementado un sistema de gestión de la calidad y probablemente sean los problemas en este punto los que impiden la liberación de nuevos productos.
Ubicarse en esos dos primeros niveles de la escala es preocupante. Por ello, es necesario que las organizaciones estén atentas ante las señales que indican tal estado. La respuesta a las siguientes preguntas, ofrecen una guía clara para establecerlo:
- ¿Los profesionales de la calidad proceden de acuerdo con la política de calidad?
- ¿Los profesionales de otras áreas consideran que la gestión de calidad retrasa los procesos, ralentiza la producción y agrega poco valor?
- ¿El equipo de calidad invierte gran parte de su tiempo en apagar incendios o implementar acciones correctivas repetitivas sobre el mismo problema, una y otra vez?
- ¿Se toman acciones preventivas en algún momento?
- ¿La gestión de calidad utiliza hojas de cálculo, cuentas de correo electrónico y herramientas obsoletas para el análisis y seguimiento de los problemas?
De la respuesta a estas preguntas podremos inferir que la organización se encuentra en los niveles 1 o 2 de madurez de la calidad. Esto implica que existen deficiencias en el área de formación. Por lo que se requiere de una inversión para mejorar la capacitación de los empleados en materia de calidad.
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